
(entreguerras)
Raquel Lojendio
Aurelio Viribay
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La versatilidad de la soprano canaria Raquel Lojendio le permite abordar un repertorio tan extenso como Bach, Mozart, Stravinsky Verdi, Shostakovich o Wagner.
Ha trabajado bajo la batuta de maestros como Sir Neville Marriner, Frühbeck de Burgos, Gianluigi Gelmetti, Juanjo Mena, Jun Märkl, Antoni Wit, López Cobos, García-Calvo, Víctor Pablo Pérez, Jiri Kout, Edmon Colomer, Vassili Petrenko, Rus Broseta …
Ha actuado con las principales orquestas españolas y en el extranjero con Berliner Philharmoniker, Boston Symphony Orchestra, BBC Philharmonic Orchestra, Seattle Symphony Orchestra, Orchestra Sinfonica Nazionale della Rai de Torino, Bergen Filharmoniske Orkester, Dresdner Philharmonie, Hamburguer Symphoniker, Orchestra Filarmonica “Giuseppe Verdi” de Trieste y Orchestre National du Capitole de Toulouse entre otras.
Estudió en el Conservatorio Superior de su ciudad y en el Superior de Música del Liceo de Barcelona con Carmen Bustamante. Ha recibido clases de perfeccionamiento de María Orán y Krisztina Laki.
Entre su repertorio operístico destacan roles como: Pamina en Die Zauberflöte, Violetta en La Traviata, , Donna Anna en Don Giovanni, Morgana en Alcina, Susanna, Il Segreto di Susanna de Wolf Ferrari, Marguerite de Faust… En teatros como Teatro Verdi de Trieste, Teatro Real de Madrid, Maestranza de Sevilla…
Entre su repertorio concertístico cabe destacar las Sinfonías 2ª, 4ª y 8ª de Mahler, El Sombrero de tres picos de Falla, Ein Deutsches Requiem de Brahms, Muero por que no muero, Menotti, Sinfonía 14ª de Shostakovich, Requiem de Mozart, Carmina Burana de Orff, Christus am Ölberge y Novena Sinfonía de Beethoven, Bacchianas Brasileiras de Villalobos, Die Schöpfung de Haydn, Les Noces de Stravinsky, Maria-Triptychon de Frank Martin…en escenarios como Berliner Philharmonie, Tanglewood Festival, Manchester Bridgewater Hall, Benaroya Hall George Enescu Festival, Bergen Grieg Hall, Teatro municipal de Cali, Toulouse Halle aux Grains, Teatro Colón de Bogotá entre otros.
Ha grabado para importantes sellos discográficos como Deutsche Grammophon, Naxos, Licanus, Rtve Música y Chandos.
Lojendio está formada en ballet clásico por la Royal Academy of Dance de Londres
¡Vendo nubes de colores:
las redondas, coloradas,
para endulzar los calores!
¡Vendo los cirros morados
y rosas, las alboradas,
los crepúsculos dorados!
¡El amarillo lucero,
cogido a la verde rama
del celeste duraznero!
¡Vendo la nieve, la llama
y el canto del pregonero!
Pez verde y dulce del río,
sal, escucha el llanto mío:
Rueda por el agua, rueda,
que no me queda moneda,
sedal tampoco me queda…
Llora con el llanto mío.
No me queda nada, nada,
ni mi cesta torneada,
ni mi camisa bordada,
con un ancla, por mi amada…
Llora con el llanto mío.
¡Sí, llorad, sí, todos, sí!
Mañana, como es de fiesta
temprano vendré a buscarte
con la camisita nueva
que me ha comprado mi madre
¡ay la mi madre!
Ponte corpiño de seda
y las enaguas de encaje
y esos zapatos de raso
que te dan tanto realce,
tanto realce.
Yo con mi camisa blanca,
tú con falda de volantes,
yo con pañuelo de seda
tú con peineta de nácar
llevada al aire.
Mañana como es de fiesta
alegre vendré a buscarte,
mi madre me ha dado un duro
para que te lleve al baile
¡ay la mi madre!,
para que te lleve a ti
antes que a nadie.
Lloraba la niña
¡con cuánto dolor!
lloraba la niña,
sus penas de amor.
Lloraba la ausencia
de aquel que la dio
palabras de amores
y después marchó.
¡Ay amor, amor,
si tú no te dueles
mira qué dolor!
Llorando la niña
sus penas de amor
la deja la luna
la sorprende el sol,
llorando la ausencia
de aquel que la dio
palabras de amores
y después marchó.
Lloraba la niña
sus penas de amor,
lloraba la niña,
con cuánto dolor
¡ay amor, amor!
¿Quién me quiere comprar?
Zarcillos y patenas
quién me quiere comprar,
que traigo lo mejor
que había en la ciudad.
¿Quién me quiere comprar?
Encajes y volantes,
collares de cristal.
Todo eso vendo yo,
vendo eso y mucho más.
¿Quién me quiere comprar?
Mocitas de mañana,
mocitas por casar,
a ver quién de vosotras,
quién me quiere comprar.
Doy por poco dinero
sedas, plata y coral,
que traigo lo mejor
que había en la ciudad.
¿Quién me quiere comprar?
No quiero tus avellanas,
tampoco tus alelíes,
porque me han salido vanas
las palabras que me diste.
Las palabras que me diste
yendo por agua a la fuente,
como eran palabras de amor
se las llevó la corriente.
Se las llevó la corriente
de las cristalinas aguas
hasta llegar a la fuente
donde me diste palabra.
Donde me diste palabra
de ser mía hasta la muerte.
Mañanita de San Juan,
levántate tempranito
y en la ventana verás
de hierbabuena un poquito.
Aquella paloma blanca
que pica en el arcipiés,
que por dónde la cogería,
que por dónde la cogeré;
si la cojo por el pico
se me escapa por los pies.
Coge niño la enramada,
que la noche está serena
y la música resuena
en lo profundo del mar.
Allá arribita, arribita
hacia el monte del Calvario
me encontré una santa mujer
toda vestida de blanco.
La dije: -«Blanca Paloma»;.
Me dijo: -«Lirio morado,
¿ha visto usted de pasada
a Jesús Sacramentado»;
«;Sí Señora, que lo he visto».
Los árboles de Aranjuez
unidos de dos en dos
no tienen tanta firmeza
como tenemos los dos.
A la mar men vullc anar
a vore les aygües blaves
que ha vengut una barqueta
de pometes Catalanes.
Corazón de mujer,
que no sabe querer,
que no sabe entregar
toda el alma y el ser
a la angustia de amar,
no se puede llamar
corazón de mujer.
Y si un día el amor
no es el vivo fulgor
que enardece el vivir
y hace suave el dolor
de su mismo sufrir;
como flor sin olor
bien merece morir.
Aunque yo lo soñé
tan fuerte y tan dichoso,
aunque tú lo tejiste,
nuestro amor nació herido
por el germen morboso
de mi espíritu inquieto,
de tu espíritu triste.
Fue pálida su aurora,
no tuvo mediodía,
cuando apenas sellaba
la ilusión de una hora,
nuestro amor se moría.
No quisimos creer
que era una calentura
que se esfumó por siempre
que partió nuestros lazos.
¡Y fue nuestra tortura
el estrechar su sombra
disuelta en nuestros brazos!
Hoy te tienta el recuerdo
de esa esperanza muerta.
Estaba en tu memoria
como una flor marchita.
¡No llames a mi puerta!
Cuando el amor ha muerto,
nadie lo resucita.
¡Pobre amor! Es ya tarde
¡Déjalo en su reposo!
En vano lo adoraba,
en balde lo quisiste.
¡Era el fruto forzoso
de mi espíritu inquieto,
de tu espíritu triste!
A veces junto las manos
y a veces cierro los ojos
cuando me invaden tiranos los antojos
de mis latidos humanos.
Ante su fuerza incentiva
se dobla lánguidamente
en defensiva inconsciente
el alma, ¡flor sensitiva!
Cierro los ojos y espero,
junto, las manos y adoro,
sufro, lloro, rio, lloro,
¡no se vi vivo o si muero!
¡En tumultuosa amalgama
mi vida, gozo y martirio!
se derrama como un cirio
disuelto en su misma llama.
Corazón de mujer,
que no sabe querer,
que no sabe entregar
toda el alma y el ser
a la angustia de amar,
no se puede llamar
corazón de mujer.
Duérmete niña bonita
Mira que viene la mora
Y lleva poquito a poco
A las niñitas que lloran.
Las estrellitas del cielo
Una a una y dos a dos
Bajarán a nuestra niña
Todas a cantarle el bo.
Cuando yo tranquila estaba
sin tener ningún cariño
quisiste que te quisiera
y te quise con delirio.
Y te seguiré queriendo
hasta después de la muerte.
No creas que esto es mentira
que después también se quiere.
Yo te quiero con el alma
y el alma nunca se muere.
Gitanilla gitanilla
¡ay! ya se lo diré al gitano
que te vas por los cuarteles
¡ay! en busca de los soldados.
Cuando una gitana quiere
de su gitano el dinero
le dice: "¡Gitano mío,
ay, cuánto es lo que te quiero!"
Andaitana retrechera
busca, busca quien te quiera
que yo no te quiero
porque eres muy fea
Yo he visto una calavera
con una mancha en la frente,
la mancha de la deshonra
no la cura ni la muerte.
En las montañas donde yo he nacido
en mis montañas quiero morir,
donde mi madre mi cuna ha mecido
quiero mi sueño eternal vivir.
¡Qué pequeñita es la cuna,
qué chiquita la canción,
mas cabe la vida en esta
y en aquella el corazón!
¡Nadie ríe aquí de ver
a este niño grandullón
mecerse, quieto, en su vieja
cuna, a la antigua canción!
¡Qué pequeñita en mi vida,
qué tierno mi corazón!
Este me cabe en la cuna,
y la vida en la canción!
¡Cómo se casan los ritmos
de cuna y de corazón!
¡Los dos vuelan por la gloria
en una sola pasión!
¡Qué pequeñita es la cuna,
qué chiquita la canción,
mas cabe la vida en esta
y en aquella el corazón!
Lloraba la niña
(y tenía razón)
la prolija ausencia
de su ingrato amor.
Dejóla tan niña,
que apenas creo yo
que tenía los años
que ha que la dejó.
Llorando la ausencia
del galán traidor,
la halla la luna
y la deja el sol,
añadiendo siempre
pasión a pasión,
memoria a memoria,
dolor a dolor.
Llorad, corazón,
que tenéis razón.
Ávila dorada y clara
la meseta se detiene
al llegar a tu muralla
se ciñe a tus secas piedras
se funde con tus plegarias…
Todo el llano te contempla
Ávila dorada y clara
sin una canción dormida
junto a una ruta de agua…
tan suave tan callada…
El querer es el rocío
y los celos son la escarcha,
me estoy muriendo de frío.
Te vi con zarcillos
de gruesos brillantes,
me dio una pena
que me está costando
lágrimas de sangre.
¡Chiquilla! ¡Chiquilla!
¡Cuando se pierda tu alma
ven y te daré la mía!
Disperté y la vi ¡Ah!
Velándole er sueño
me pasé la noche
no quise dormí.
Tan serquita mía
que su aliento rosa
yegaba hasta mí.
La boquita entreabierta
tenía, un beso le di.
Por ti estaba soñando
conmigo, la dejé dormí.
Trigales de San Román
Parroquia de Allende el río
Genoveva rosa, reina
del llano verdiamarillo.
Trigales de San Román
Parroquia de Allende el Río.
Compañero te llamaban
las amapolas, los trigos
inclinaban las espigas
para tocar tu vestido.
Iba a través de los campos
la primavera contigo.
Los músicos del sembrado,
Alondra cigarra y grillo,
borrachos de aire y de sol
alegraban el Estío.
Con ritmo de corazón
Tac tac cantaba un molino.
Cielo alto campo sonoro,
tú adolescente y yo lírico
de lejos llegó una copla
temblando como un suspiro.
Tú eres la rosa yo soy el lirio
¡Quién fuera cordón de oro
de tu justillo!
Zarandillo andillo y andar.
¡Te la voy a cantar! ¡Ay!
Estos comercios de cesta
sí que son de utilidad.
Zarandillo andillo y andillo
Zarandillo andillo y andar.
Me la vas a escuchar:
un corazoncito tengo
tan amable y tan jovial,
que no hay hombre en este mundo
a quien yo le quiera mal.
Engaño a los viejos con mis monerías,
embromo a los mozos con mis tunerías,
con mis tunerías.
¡Ah! Dicha está,
dicha está la tirana,
del zarandillo andillo, andillo y andar.
Dicha está.
Aunque soy chiquilla
si topo un marido
tendré de él cada año
dos o tres chiquillos.
Tumba y lé que me voy contigo,
tumba y lé que luego me iré,
tumba y lé para ir al molino,
tumba y lé para ir a moler.
Aunque yo no tengo
más que un buey mansito,
entre él y yo haremos
más que seis novillos.
Tumba y lé que me voy contigo,
tumba y lé que luego me iré,
tumba y lé para ir al molino,
tumba y lé para ir a moler.
Los mozos temiendo
que me embista un toro,
dicen que me quite
mi justillo rojo.
Tumba y lé que me voy contigo,
tumba y lé que luego me iré,
tumba y lé para ir al molino,
tumba y lé para ir a moler.
Pero aunque se dice
que 'tras cuernos palos',
yo tan solo temo
a los del diablo.
Tumba y lé que me voy contigo,
tumba y lé que luego me iré,
tumba y lé para ir al molino,
Del cabello más sutil
que tienes en tu trenzado
he de hacer una cadena
para traerte a mi lado.
Una alcarraza en tu casa,
chiquilla, quisiera ser,
para besarte en la boca,
cuando fueras a beber.